martes, 28 de abril de 2015

7º día de trabajo

Hoy venimos a hablaros sobre la obsesión, la obsesión no es nada bueno, y sino que se lo digan a I que está obsesionada con la nota de los exámenes, con los móviles (¿Os podéis creer que no se queda con las cara de las personas pero sí las reconoce por el modelo de móvil que usan? Yo aún estoy flipando), los videojuegos (un día de estos la haré escribir varias entradas por aquí de los juegos que más le hayan gustado) y del dinero (hoy mismo hemos discutido por 50 céntimos; y no voy a tocar ese tema que aún está muy reciente y no tengo ganas de escucharla otra vez).
Bueno, como decía, la obsesión no es nada bueno, te desquicia, te lleva a la locura y te convierte en una persona muy.... muy I.
Así que, ahora que hemos tocado este tema tan profundo (que mentiraaaaa) quisiera decir que...¡NADA DE OBSESIONARSE! Y menos por una persona, pues os puede traer consecuencias muy negativas tales como el insomnio; la necesidad casi rozando la locura de saber dónde está, con quién está, qué hace, por qué no te llama, por qué no te escribe, por qué si está en línea no te responde... Y, si llegas a la locura extrema, pueden meterte en la cárcel.
La parte buena de la obsesión, por lo menos si es un poco de esta, es que hace que te centres en un objetivo. Por ejemplo si te obsesionas por los exámenes puedes llegar a sacar muy buenas notas. Pero todo en exceso es malo, la virtud se haya en el término medio, los extremos son propios del vicio.
Conclusión si llegas a altos niveles de obsesión puedes caer en un círculo vicioso del que es muy difícil salir, sin embargo, si lo mantienes en un nivel normal puedes llegar a obtener muy buenos resultados pero tienes que saber parar antes de pasarte de la raya.

Bueno, pues aquí se despiden dos servidoras que se han puesto filosóficas hoy.
¿Identificaríais una frase de algún filósofo?

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